de las cosas mas lindas que vi en la tele ultimamente... y eso que mucha tele no veo... superficial no? pero quien no ha tenido alguna fijacion? digo es demasiado bonito para no fijarse en el...
Esta de aquí fue tomada, obviamente, después de la que aparece arriba (ver el comentario de su servidor... yo, pues). Fue donde el tipo dispuesto a darle muy duro por atrás, él era una de esas personas que cree que si uno da para atrás pero no recibe nada NO ES GAY. Total que el tipo termina encandilandolo mientras están jugueteando desnudos en la cama y sin que se de cuenta le mete la mano por atrás. Acaricia como nadie. ¡Waaaauuuu! Y sin que se de cuenta (pero yo si me doy cuenta que estoy diciendo dos veces "sin que se de cuenta" en menos de un minuto) se deja penetrar por atrás y, aunque duele mucho al principio termina gustándole. ¡ALTO, ALTO! ¡Ya basta con ese rumor de que si te la meten por atrás siempre te va a gustar! Es cierto, si a cualquier hombre le metes el dedo por el ano le va a gustar, eso no se puede negar. Pero esto es ficción, es una irrealidad donde a este chico se la metieron gruesita por atrás y le gusto. Sí, le gustó. ¡Oh, hazme sombra! ¡Eclípsame! ¡Tan grande sobre mí! Y bueno, eso acabó como todo sobre todo si hay semen viajando con destino a alguna parte (SIEMPRE). Pero resulta que tenía novia y esto era sólo una aventurilla, un flirt, un desliz (como dice mi mamá) y no sabe como decirle que le gusta que le den por atrás. Es decir, no es que sólo quiera que ella le meta el dedo sino que tiene que ser un hombre, fuerte, poderoso. Ya, también puede ser un flaquito de La Punta, si quieres. Alguien que le haga sombra, eclipse total (pero no necesariamente del amor). No sabe cómo decirle y se siente sucio (ésta es la parte anticuada, machista, ya sabes, como esa canción de David Bowie, Time, que empieza muy bien, como de quién sabe cuándo - nunca lo sabrás - y de pronto le mete algo que la convierte en una canción pop y te llega porque tú querías escuchar otra canción extraordinaria más no una canción pop como las demasiadas). Se siente sucio y por eso se deja la barba y tiene los ojos vidriosos. La foto la tomaron en el preciso instante en que iba a decirle con la mirada de cristal, ella es tan bella, tan inefable, que le gusta que un hombre grande le de por atrás. ¿Qué? - pregunta Luis. Y en este preciso instante, la Beba me dice, Sebastián, deja de hablar de ti por favor.
Yo tengo una fijación y se llama Chico Grande. Mejor dicho, es el cuerpo de Chico Grande porque cuando es más que su cuerpo, me gusta simplemente.
Continuando con el segundo plano de la existencia, la novia se va por seis meses a estudiar en Europa y si bien al principio él la extraña, pronto le sobreviene al aburrimiento y se da cuenta que no puede vivir de una relación a distancia. Sin embargo, no quiere dejarla porque ella es tan inefable, tan inexpresable (ver última parte del comentario anterior). Pero los hombres somos complicados (o cojudos, dicho sin eufemismos), así que el se entrega al desbande. Al comienzo, sólo bebe con los amigos pero pronto deja eso para ver si sale algo con alguno de los culoncitos grandotes que frecuentan el bar al que suele acudir con sus amigotes. Entre tanto macho debe haber alguien como él que quiera experimentar algo distinto, algo diferente (ya sabes, esas mariconadas que suelen decirse). Es el juego de las miradas. El juego macho de las miradas, ese de a ver quién sostiene la mirada por más tiempo ¡Oh, qué macho! Al comienzo es sostener la mirada pero si hago un quiebre eso no quiere decir que la estoy bajando. Contigo grandote, a ver. Ummm, qué cuerpo interesante. Creo que nos estamos entendiendo, ummm. (como si fuera tan sencillo, qué huevada ésta). Luego, alejarse de los amigos hacia la barra y el otro que se acerca y allí es cuando se da ese click que cambia la historia. Allí empezó todo. Luego, abreviando, abreviando, van a un cuarto. Se desvisten mutuamente y se acarician. Olores y visiones. Oooooooohhhhhhhh. Yo te huelo, tú me hueles (¡por favor, Sebastián, no todos tienen tus asquerosas fijaciones!). Sólo sexo oral, sólo sexo oral, ¿ya? Y ya pues. Al final, como creen que para hacer sexo oral no se necesita preservativo lo hace así nomás. Y como ya dije en el comentario anterior (ya sé a dónde quieres llegar, qué moralista eres, maldito imbecil). Bueno, pues, al final que le vino la angustia por probar pajarito sin forro (¡Qué vulgar!) y ya me aburrí de continuar. Otro día la sigo, si tengo ganas.
¡OH, No puedo creerlo! ¡Estoy viendo tocar juntos otra vez a Pink Floyd! ¡Qué emoción! ¡Están tocando Breathe in the air! ¡No puedo creerlo! ¡Tengo ganas de llorar! ¡Necesito abrazar a alguien! ¿dónde está el baterista de Paul McCartney cuando lo necesito?
3 comentarios:
Esta de aquí fue tomada, obviamente, después de la que aparece arriba (ver el comentario de su servidor... yo, pues). Fue donde el tipo dispuesto a darle muy duro por atrás, él era una de esas personas que cree que si uno da para atrás pero no recibe nada NO ES GAY. Total que el tipo termina encandilandolo mientras están jugueteando desnudos en la cama y sin que se de cuenta le mete la mano por atrás. Acaricia como nadie. ¡Waaaauuuu! Y sin que se de cuenta (pero yo si me doy cuenta que estoy diciendo dos veces "sin que se de cuenta" en menos de un minuto) se deja penetrar por atrás y, aunque duele mucho al principio termina gustándole. ¡ALTO, ALTO! ¡Ya basta con ese rumor de que si te la meten por atrás siempre te va a gustar! Es cierto, si a cualquier hombre le metes el dedo por el ano le va a gustar, eso no se puede negar. Pero esto es ficción, es una irrealidad donde a este chico se la metieron gruesita por atrás y le gusto. Sí, le gustó. ¡Oh, hazme sombra! ¡Eclípsame! ¡Tan grande sobre mí! Y bueno, eso acabó como todo sobre todo si hay semen viajando con destino a alguna parte (SIEMPRE). Pero resulta que tenía novia y esto era sólo una aventurilla, un flirt, un desliz (como dice mi mamá) y no sabe como decirle que le gusta que le den por atrás. Es decir, no es que sólo quiera que ella le meta el dedo sino que tiene que ser un hombre, fuerte, poderoso. Ya, también puede ser un flaquito de La Punta, si quieres. Alguien que le haga sombra, eclipse total (pero no necesariamente del amor). No sabe cómo decirle y se siente sucio (ésta es la parte anticuada, machista, ya sabes, como esa canción de David Bowie, Time, que empieza muy bien, como de quién sabe cuándo - nunca lo sabrás - y de pronto le mete algo que la convierte en una canción pop y te llega porque tú querías escuchar otra canción extraordinaria más no una canción pop como las demasiadas). Se siente sucio y por eso se deja la barba y tiene los ojos vidriosos. La foto la tomaron en el preciso instante en que iba a decirle con la mirada de cristal, ella es tan bella, tan inefable, que le gusta que un hombre grande le de por atrás.
¿Qué? - pregunta Luis.
Y en este preciso instante, la Beba me dice, Sebastián, deja de hablar de ti por favor.
Yo tengo una fijación y se llama Chico Grande. Mejor dicho, es el cuerpo de Chico Grande porque cuando es más que su cuerpo, me gusta simplemente.
Continuando con el segundo plano de la existencia, la novia se va por seis meses a estudiar en Europa y si bien al principio él la extraña, pronto le sobreviene al aburrimiento y se da cuenta que no puede vivir de una relación a distancia. Sin embargo, no quiere dejarla porque ella es tan inefable, tan inexpresable (ver última parte del comentario anterior). Pero los hombres somos complicados (o cojudos, dicho sin eufemismos), así que el se entrega al desbande. Al comienzo, sólo bebe con los amigos pero pronto deja eso para ver si sale algo con alguno de los culoncitos grandotes que frecuentan el bar al que suele acudir con sus amigotes. Entre tanto macho debe haber alguien como él que quiera experimentar algo distinto, algo diferente (ya sabes, esas mariconadas que suelen decirse). Es el juego de las miradas. El juego macho de las miradas, ese de a ver quién sostiene la mirada por más tiempo ¡Oh, qué macho! Al comienzo es sostener la mirada pero si hago un quiebre eso no quiere decir que la estoy bajando. Contigo grandote, a ver. Ummm, qué cuerpo interesante. Creo que nos estamos entendiendo, ummm. (como si fuera tan sencillo, qué huevada ésta). Luego, alejarse de los amigos hacia la barra y el otro que se acerca y allí es cuando se da ese click que cambia la historia. Allí empezó todo. Luego, abreviando, abreviando, van a un cuarto. Se desvisten mutuamente y se acarician. Olores y visiones. Oooooooohhhhhhhh. Yo te huelo, tú me hueles (¡por favor, Sebastián, no todos tienen tus asquerosas fijaciones!). Sólo sexo oral, sólo sexo oral, ¿ya? Y ya pues. Al final, como creen que para hacer sexo oral no se necesita preservativo lo hace así nomás. Y como ya dije en el comentario anterior (ya sé a dónde quieres llegar, qué moralista eres, maldito imbecil). Bueno, pues, al final que le vino la angustia por probar pajarito sin forro (¡Qué vulgar!) y ya me aburrí de continuar. Otro día la sigo, si tengo ganas.
¡OH, No puedo creerlo! ¡Estoy viendo tocar juntos otra vez a Pink Floyd! ¡Qué emoción! ¡Están tocando Breathe in the air! ¡No puedo creerlo! ¡Tengo ganas de llorar! ¡Necesito abrazar a alguien! ¿dónde está el baterista de Paul McCartney cuando lo necesito?
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